Se licenció en Teología por la Universidad de Santiago de Compostela y pronto fue ordenado sacerdote. Desde joven ejerció su oficio como presbítero y organista en la catedral. En 1856 ocupó el puesto de organista en la catedral de Mondoñedo hasta 1860 en que se trasladó a la catedral de Santiago. En 1882 accedió al cuerpo de profesorado de música de la Escuela de Música de la Real Sociedad Económica, enseñando Piano y Elementos de Armonía hasta principios del siglo XX. El resto de su vida se dedicó al servicio de la catedral.