Licenciada en Filología Inglesa, asistía a las clases de la Escuela de Cerámica de Madrid cuando, una tarde, entró por error en el aula del Seminario de Estudios del Encaje y quedó fascinada. Con el diploma de encajera bajo el brazo y la ilusión de toparse de frente con su vocación, abandonó el trabajo que tenía en Madrid y regresó a su tierra celta de palilleras con el único propósito de construir su propia escuela. Imparte sus cursos de verano de bolillos en el hostal ‘Casa Cruceiro’ de Las Nieves (Pontevedra). Desde 1984, cientos de personas procedentes de todos los puntos de España y de otros países europeos asisten en los meses de verano a las clases de Mariña.
Es la primera mujer española en formar parte de la Asociación Internacional de Encajeras de Bolillo y Aguja, adquirió bibliografía sobre esta técnica y viajó. Importó conocimientos –de la República Checa se trajo el encaje moderno, los motivos que, desde 1925, sacan de casa a las encajeras checas: broches, colgantes y otros complementos, que quitan protagonismo a las prendas de ajuar, a las que tradicionalmente se ha dedicado esta labor– y curiosidades, como los bolillos con cuentas de cristal que se emplean en Inglaterra para conseguir que pesen y no rueden.