Francisco Miguel se reunía con un grupo de artistas en la trastienda de su librería en A Coruña. Posteriormente viajó a París donde perfeccionó sus conocimientos artísticos. Cuando regresó expuso su obra en su ciudad natal y luego viajó a Méjico.
Su asesinato en 1936 truncó la vida de una promesa para la pintura gallega. En la exposición centenaria de la Academia de Bellas Artes de A Coruña, se exhibió su óleo Fantasía marina.