Nacida en una familia de emigrantes originaria de Muras (Lugo), a los nueve años vuelve a Galicia con su madre y hermanos a llevar adelante sus estudios en España. El padre permaneció en La Habana trabajando para el sostenimiento económico. En la Galicia de Antía cuenta mucho el Mesón de sus abuelos maternos. Allí la acogieron con cariño y pasó feliz la infancia y adolescencia gallega y ya fue para siempre una referencia de identidad. Se le dieron bien los libros e hizo un buen bachillerato en el Colegio Dequidt de A Coruña, del que guarda buenos recuerdos. Al final, a los diecisiete años, la familia se instala en Santiago, ella pensaba estudiar en la Universidad pero su padre le tenía asignado estudiar comercio. Un poco triste estudia esa carrera y una compañera le habla de hacer Magisterio, aquel año fue duro; al final su madre decidió dejarla ir a estudiar Geografía en la Universidad. Se enamora de Antón Beiras, oftalmólogo compostelano, se casaron y fueron a vivir a Vigo. Veintidós años duró aquel matrimonio armonioso y feliz hasta el 1 de abril de 1969 que Antón muere casi de repente. Mientras tanto, Antía no pudo trabajar por sus estudios, por no coincidir bien con el trabajo de su marido y cuidó de la familia con cariño. Ya con tres hijos nacidos, Antón decide, por su trabajo, hacer un viaje de estudios por Francia, Suiza y Alemania y quiere ir acompañado de su mujer. En este feliz viaje, Antía descubre en Ginebra por la prensa un nido pedagógico al que acude presta y allí un sabio viejecito le descubre una ruta pedagógica que ella esperaba. De Ginebra a la UNESCO, de allí a andar sus hijos tras una educación infantil valiosa, Mr Mann a ayudar cuanto podía a la familia, una carta muy influyente a Galaxia desde Barcelona, de la Asociación de Maestros Rosa Sensat. Nace la Escuela Rosalía de Castro de Vigo. Y de este modo, en el tiempo y en el Vigo de entonces, sacó adelante una escuela científica y bilingüe en aquel vacío triste y mísero que les tocaba vivir.