Cuando Ricardo tenía doce años se trasladó con su familia a Vigo, donde desarrolló su afición por la gaita y contó con las enseñanzas del maestro Xosé Oliveira Blanco. En 1939 fue llamado a filas y en 1942 le robaron la gaita. Dos años más tarde se casó con Osita Laredo y tuvieron una hija. Ricardo Portela estuvo trece años sin tocar pues la gaita robada era difícil de equiparar en calidad con cualquier otra. Posteriormente compró dos gaitas y una de ellas hecha por Xosé Seivane le recordó la que le habían robado. En 1955 emigró a Venezuela, donde trabajó en el “Laboratorio Dental Estomatológico de Caracas” y fundó un grupo de gaitas. Cuatro años después regresó a España y se estableció en Pontevedra, donde siguió con su trabajo de protésico dental.