Licenciado en Derecho y sacerdote, fue abogado, vicario general del arzobispado de Toledo, abad de Alcalá la Real y presidente del Consejo de Castilla por la protección del Conde de Monterrey y de su pariente el Conde-Duque de Olivares.
Su obra más importante es Tractatus de regia protectione et oppressorum a causis judicibus eccelsiastici (1627). También escribió: Tractatus de Supplicatione ad Sanctisimum a Bullis et Litteris Appostolicis (1639); Larynthus creditorum concurrentium (1651)... Se conservan aún obras suyas inéditas.
Fue un férreo defensor de los colonos, que tenían sus tierras en un foro, contra los abusos a los que eran sometidos por los dueños de los foros, sobre todo las abadías benedictinas.