Obras realizadas

Con Cifesa firmó un contrato como actor exclusivo por varios años para sus grandes éxitos. Eduardo Martínez Fajardo (su nombre completo) se marchó a Méjico en 1953, donde desenvolvió una intensa labor en el cine y luego en el teatro y la televisión. Volvió a España en 1956 para rodar "La ciudad no es para mí". En esa época no dejó de trabajar en coproduciones hispano-italianas y predominantemente en el "spaghetti western". A Méjico, su segundo país, volvía con frecuencia y siempre que el trabajo lo requería. Fajardo llevaba muchos años sin trabajar en el teatro cuando reapareció en Madrid, junto a María Dolores Pradera, en "Cándida", de Bernard Shaw.
En 1985 se convirtió en protagonista de la serie de Televisión Española "Tristeza de amor". Fajardo, ya actor maduro pero sin abdicar de su condición de galán sempiterno, muchos telespectadores descubrieron en él al intérprete eficaz de siempre, de igual modo que también destacó en otra serie de televisión "Los gozos y las sombras" en la que se reencontró con la tierra que lo viera nacer, alcanzando una gran audiencia entre todos los públicos. Más tarde Fajardo sustituyó a su amigo y compañero Alfredo Mayo, que morió al poco tiempo de iniciarse la filmación de "Tristeza de Amor".
Y a Eduardo Fajardo le llegó la edad de su jubilación. Siempre tuvo la idea de vivir en Almería cuando dejase su carrera, tenía muchas razones para asentarse allí y una de ellas era su clima y el conocimiento de la tierra experimentado a lo largo de los muchos rodajes allí realizados. Y allí vive, en el Huércal de Almería, donde tiene su casa. Y es aquí donde, tratando de olvidar el mundo del que venía (el del autógrafo, la entrevista, el fotógrafo, el aplauso de la gente...) conoce a Matías García Fernández, presidente de la FAAM (Federación Almeriense de Asociaciones de Minusválidos). Y así con gran alegría, Eduardo se da cuenta de que aún podía servir para algo e para alguien, y empieza a conocer, a tratar, a conversar, a profundizar con discapacitados y comienza una nueva dedicación. Funda el "Teatro sin barreras", que lo que al principio era una idea hoy es una realidad. Unas veinte personas con diversas discapacidades conforman este grupo de aficionados al arte de la interpretación, que año tras año se superan a la vez que desenvuelven su amor por el teatro, capitaneados por Eduardo Fajardo, que pese a su edad actúa en alguno de los entremeses que presentan.
En sus ratos libres, Eduardo también se dedica a escribir y lo acaba de hacer con el monólogo "La guitarra y el tiempo", con el que pisó todos los teatros de Andalucía. Muy pronto iniciará el trabajo de un nuevo monólogo y, muy probablemente, sus memorias. Tampoco renuncia a continuar con su colección de platos de todo el mundo. El aburrimiento y el tiempo muerto no tienen sitio en la vida de Eduardo Fajardo, y a sus 85 años dice que "aún le quedan muchas cosas por hacer".