Trabajó en una lechería y en las minas de carbón en Ponferrada. De regreso a Curtis trabajó en un depósito de maderas. Cuando se produce el alzamiento, Benigno se echa al monte por temor a las represalias por haber ayudado a los resistentes. A partir de entonces comienza una actividad guerrillera, que le lleva a tener varios encuentros con la Guardia Civil, aunque no logra ser capturado hasta 1952, cuando estaba escondido en una cueva con su compañero de guerrilla. Fue juzgado y condenado a muerte, siendo ejecutado en la prisión de A Coruña.