En 1797 fue nombrado deán de Santiago, ostentando este cargo hasta su muerte. Como presidente y representante del Cabildo, se negó a pagar la cuota impuesta por el general francés tras la invasión francesa en España. Además, por la oposición del Cabildo al partido liberal que estaba en el poder, fue encarcelado y desterrado a Canarias en 1821.
Estaba en posesión de la Orden de Caballería de Carlos III.