Estudió Magisterio en Ourense y en 1933 comenzó su carrera como periodista en el periódico La Región. Después de resultar herido en la guerra, pudo dedicarse por completo al periodismo y contó con la ayuda de su compañero Manuel Cerezales que colaboraba con El Pensamiento Navarro en Pamplona. Adolfo Prego comenzó a colaborr con La Voz de España, donde Manolo Cerezales ya era subdirector. Finalizada la guerra, Adolfo Prego regresó a Madrid y entró a formart parte de la redacción de la revista Mundo, dedicada a asuntos internacionales. Además, colaboró en las revistas "Artes y Letras" y "Misión". En los años 50 colaboró en el periódico Informaciones como crítico teatral, convirtiéndose en uno de los más prestigiosos de Madrid. Dirixiu a revista Blanco y Negro y colaboró también en el periódico ABC con su columna "Cada día".
Escribió algunas obras de teatro que no llegaron a estrenarse como El exiliado, Comedia para estudiantes y Epitafio para un soñador.