Perteneciente a una familia acomodada, ya de joven dio claras muestras de sus inquietudes artísticas. Tras comenzar el bachillerato, abandonó estos estudios para dedicarse de lleno a su verdadera pasión: la pintura. En 1873 se fue a Madrid a estudiar en una famosa academia con la ayuda del dinero que le enviaba su hermano desde Cuba. En 1875 Manuel Ángel también se trasladó a aquella Antilla. Sin embargo, él no era un emigrante normal, pues una vez allí siguió dedicándose a la pintura, consiguiendo cierto renombre tanto en Cuba como en Puerto Rico. En 1881 regresó a España, instalándose definitivamente en Madrid. Allí continuó su carrera de artista participando en numerosas exposiciones y certámenes nacionales. Miguel Ángel destacó como pintor de temas costumbristas e históricos, aunque fue el retrato el género que más cultivó, sin duda debido a la multitud de encargos que recibía. Con todo, nunca llegó a tener gran éxito económico como pintor. De hecho su principal medio de vida fue el trabajo de redactor artístico de los periódicos Nuevo Mundo y El Liberal, y el de ilustrador de "Casa Calleja".