Ingresó en los agustinos y fue lector de Artes y Moral en el Colegio de Valladolid. En 1750 fue destinado a Filipinas y desempeñó los cargos de procurador general y prior provincial.
Escribió las obras: Respuesta apologética al Memorial del Señor Arzobispo de Manila y Consulta canónica sobre elecciones regulares y Respuesta a la real cédula de 1767, donde se aboga por la enseñanza de la doctrina cristiana a los indios en lengua castellana.