Fue un gran predicador y superior de los conventos franciscanos de Ponteareas (1908 y 1932), Noia (1938) y Santiago (1935).
Durante muchos años colaboró en El Eco Franciscano de Santiago y escribió varios libros, entre los que destacan Páginas espirituales (Santiago, 1925) y Suma espiritual para almas religiosas (Santiago, 1933).